viernes, 1 de abril de 2011

EL AGUA ES MAS VALIOSA QUE EL ORO

Tenemos un planeta cubierto de una pequeñísima película de agua. Para darnos una idea: si mojamos una naranja, la pequeña película de agua que permanece sobre su cáscara significa la misma proporción de agua que la que tiene nuestro planeta (a pesar de que la superficie este compuesta por un 70% agua y un 30% de tierra firme). Sin embargo, esa poca agua que tiene el planeta, es la que ha hecho el milagro de la vida.

En su mayoría el agua es salada, el 97,5% del agua está en los mares y océanos. El restante 2.5% es agua dulce, pero casi toda esta congelada en los polos y en los glaciares. El agua congelada representa el 69,7% del agua dulce, el agua subterránea representa el 30%, mientras que en los ríos y lagos solamente encontramos el 0,3% de agua dulce. (Fuente: http://www.estrucplan.com.ar/)

LOS ACUÍFEROS, LA ÚLTIMA ESPERANZA

En los acuíferos se almacena sólo el 0,6% de la totalidad del agua del planeta, que equivale al 95% del agua disponible para el ser humano.

Un acuífero es una formación geológica subterránea compuesta de grava, arena o piedra porosa, capaz de almacenar agua, que fluye a una velocidad máxima de aproximadamente 350 metros por año. Tardan siglos en formarse. Inclusive en el Acuífero Guaraní, se encuentran aguas de hasta 20.000 años.

De acuerdo con distintos especialistas estas reservas de agua dulce son consideradas recursos naturales no renovables por el lento fluir de sus aguas y su lenta recarga. El ritmo de renovación del agua depende de la cobertura vegetal de la superficie, la cual retarda el flujo del agua, abre galerías en el subsuelo y aumenta el grado de porosidad del suelo.

El desmonte, por lo tanto, es un arma de doble filo que no sólo afecta a la calidad del aire y el cambio climático, sino que también afecta a las reservas de agua dulce subterránea (acuíferos), retardando aún más su recarga.

Hoy en día estas grandes reservas de agua dulce están siendo sobre explotadas y contaminadas. Actualmente, los contaminantes del agua subterránea que más preocupan son los compuestos orgánicos; los industriales, como disolventes, pesticidas, pinturas, barnices, de la explotación minera como el arsénico, o los combustibles como la gasolina.

Los acuíferos son extremadamente frágiles. Una vez agotados o contaminados, su recuperación puede demorar siglos. La importancia de preservar y legislar correctamente la explotación de estos grandes reservorios de agua dulce es fundamental para el mantenimiento de la vida.

Del volumen total del agua mundial solo el 3% es dulce y solo la mitad es potable. El agua potable no debe poseer materias orgánicas, gérmenes patógenos ni sustancias químicas. En la Argentina el agua que se consume proviene en su mayoría de los lugares donde son eliminados los residuos cloacales e industriales. Superando largamente la cifras de materiales pesados, bacterias, nitratos e hidrocarburos considerados peligrosos. El acuífero Puelche tiene diferentes grados de contaminación con nitratos y bacterias coliformes. Hay zonas donde la concentración de nitrato y tolueno es tres veces mayor a los límites permitidos.

Se calcula que el 70% de la contaminación del río Reconquista se debe a las aguas que recibe del Arroyo Morón, en el cual desaguan una gran cantidad de industrias.Esto da como resultado falta de oxigeno y exceso de materia orgánica con altos niveles de cromo y nitrógeno. El Arroyo Morón contamina en un 21 % el estuario del Río de la Plata.


Los efluentes líquidos son fundamentalmente las aguas de abastecimiento de una población, después de haber sido impurificadas por diversos usos. Desde el punto de vista de su origen, resultan de la combinación de los líquidos o desechos arrastrados por el agua, procedentes de las viviendas, instituciones y establecimientos comerciales e industriales, más las aguas subterráneas, superficiales o de precipitación que pudieran agregarse. Todas estas aguas afectan de algún modo la vida normal de sus correspondientes cuerpos receptores.

Cuando este efecto es suficiente para hacer que los mismos no sean susceptibles de una mejor utilización, se dice que están contaminados.

Cuando hay alta densidad de población, sin infraestructura, el ciclo de recambio del agua ve alterado su equilibrio. Pero a la vez, cuando se trae agua de “otros lugares”, ese intercambio entre las diferentes zonas del subsuelo, no se realiza de la misma manera, porque se deja de extraer de allí, pero se sigue arrojando efluentes sin tratar, lo que convierte a la región en una verdadera esponja impregnada de agua servidas, lo que conlleva a la tan temida “elevación de napas freáticas”.

La Constitución de la Nación Argentina, en su Art. 41º, establece, entre otras pautas:

Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.

Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales…

Estamos pues ante una instancia que implica una DOBLE Carga: El Derecho y el Deber. Los ciudadanos tenemos el derecho, pero también la obligación de proteger este patrimonio. Aquellos que se preocupan y ocupan de buscar una protección están más cerca de cumplir con el mandato constitucional.

CD de COEPSA. 2011

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